La Universidad posee múltiples funciones dentro de una sociedad. En una comunidad como la de Concepción del Uruguay, las Instituciones de Educación Superior, cumplen un rol integrador y articulador entre la academia, el sector público, el entramado productivo y los nuevos emprendedores que comienzan a dar sus primero pasos. Así lo entendemos desde la Universidad de Concepción del Uruguay, buscando acompañar a través de nuestras Facultades, Centros Regionales y áreas de gestión, como la incubadora, las relaciones internacionales y el sector de asuntos institucionales y bienestar estudiantil, entre otras, un proceso que creemos, debe ser transitado de manera interdisciplinar y con perspectiva regional y global.
En un contexto de pandemia, como el que actualmente estamos atravesando, las universidades de nuestra Ciudad, como todas las del país, se encuentran ante un desafío enorme respecto de cómo asumir las nuevas tecnologías y dar un salto cualitativo en la enseñanza dentro de las aulas. Si bien es cierto que la virtualidad en la enseñanza lleva varios años siendo parte de la educación formal; también lo ha sido la resistencia de cierta parte de los claustros docentes que no han querido abandonar las prácticas tradicionales y que bajo este contexto, han tenido que acelerar la adecuación de sus clases de manera de lograr transmitir conceptos que brinden mejores competencias y ayuden a desarrollar habilidades blandas en el universo estudiantil.
Mucho se ha hablado de oportunidad aparejada al aislamiento propiciado por el Covid-19, un punto de inflexión donde tenemos la clara posibilidad de transformarnos para lograr una educación que camine delante y no que siga desenvolviendo prácticas propias del siglo XIX. Concepción del Uruguay tiene una oportunidad trascendente también como ciudad intermedia, ya que la cercanía territorial entre todos los actores que aportan al desarrollo y que conectan a nuestra Ciudad con otras ciudades y otros países, brinda la opción de conversar de manera directa y de actuar en red, complementándonos unos/as con otros/as. Las universidades tenemos una enorme responsabilidad, educar y preparar a nuestros/as alumnos/as para todos aquellos trabajos que aún no han sido creados, muchos de los cuales dinamizarán su salida al mercado en este contexto de pandemia, generando mayor demanda de recursos humanos capacitados y formados para ir a la vanguardia de una reconfiguración del escenario laboral.
Las Instituciones Universitarias, deberemos seguir transitando un camino sin retorno, donde el Estado, tendrá que necesariamente integrarnos de manera operativa y práctica a la mesa de trabajo, ya que muchas veces se declaman o se anuncian acciones que luego, no logran plasmarse en la realidad. Captación de recursos, aplicación a diversos programas y proyectos, investigaciones iniciadas y un fuerte conocimiento de las orientaciones del mundo a partir de la internacionalización desenvuelta, son parte de los valores que las Universidades pueden aportar a los organismos estatales y al sector productivo, una dinámica de complementariedad que origine un círculo virtuoso en pos de mejorar la calidad de vida de los uruguayenses. Pensar nuestra Ciudad a 20 años, en equipo y conforme a un trabajo con debido seguimiento y medición, nos dará un panorama más claro de hacia dónde dirigir las políticas estructurales y de cómo generar mayor y mejor empleo.
Por Lic. Andrea Hassen
Vicerrectora de Relaciones Internacionales
Universidad de Concepción del Uruguay