Envuelto para siempre en el mito, tanto el nacimiento como la muerte de Carlos Gardel dieron lugar a innumerables leyendas, pero también investigaciones científicas. Ya esclarecida la verdadera nacionalidad del cantor, que se disputaron durante décadas Francia, Uruguay y Argentina, la ciencia apunta ahora a revelar las verdaderas causas y circunstancias de su trágica muerte.El accidente fatal de aviación que acabó con la vida de ‘El Zorzal’ en el aeródromo de Medellín, Colombia, el 24 de junio de 1935, se produjo en el momento de despegue de la nave. Carlos Gardel tenía entonces 44 años y estaba en el apogeo de su carrera.
Se sentía argentino aunque había nacido en Francia, como lo prueba su partida de nacimiento hallada en Toulouse, un 11 de diciembre de 1890 (y por eso en esa fecha se celebra el día nacional del Tango).Las circunstancias de su muerte tampoco han sido claras y dieron lugar a todo tipo de teorías; que hubo un disparo segundos antes de la colisión, que una inusual ráfaga de viento desvió el carreteo de la aeronave y la hizo chocar; que el piloto estaba alcoholizado, que había una guerra comercial (los aviones que chocaron eran de distintas empresas) y hasta se habló de un complot internacional para eliminar a la figura más popular de la Argentina, como especuló Roberto Fontanarrosa en un desopilante cuento.Lo cierto es que, a 83 años de aquella tragedia, un modelo de simulación matemática creado por el investigador del Conicet y docente de la Facultad de Ingeniería de la UBA Guillermo Artana aporta nuevas pistas sobre lo sucedido.En su trabajo “Algunos cálculos sobre la mecánica del accidente de aviación de Carlos Gardel”, publicado por la revista universitaria, Artana sostiene que “hubo una falla en uno de los motores, y el piloto, en lugar de abortar la maniobra de despegue, decidió seguir adelante”.A esta hipótesis llegó a partir de revisar documentación sobre el dictamen de la justicia colombiana de entonces, y reconstruir, a partir de un modelo de simulación matemática, las condiciones climáticas, de estado de la pista, la fuerza de fricción, las dimensiones de la aeronave, el peso, y su orientación respecto del viento.
Artana comenzó su investigación hace tres años, cuando lo convocaron a dar una charla al público sobre su especialidad, la fluidodinámica. “El tema es arduo, así que busqué un ejemplo interesante y cercano al auditorio, y me propuse mostrar cómo, a través de modelos matemáticos, se puede explicar el funcionamiento de los aviones y las causas de un accidente como el de Gardel”, según le contó a El Cronista. “Ahí me puse a revisar la documentación histórica, pensando que era un tema ya cerrado, y me encontré con que no lo estaba”.”Los peritos colombianos dictaminaron que, al momento del despegue, un viento lateral provocó que la aeronave, pesando 7 toneladas, se desviara 90 metros de sus 300 de recorrido, lo que provocó su impacto contra otro avión que estaba estacionado”, contó Artana.”Con esta información, hice los cálculos y los comparé con las trayectorias de las huellas del avión hasta el impacto, y no daban”, sostuvo. “Además, había varios indicios de que un viento tal para desviar a semejante aeronave, era imposible.
Por ejemplo, fotos tomadas instantes después de la colisión, en las que se veía gente corriendo con los sombreros puestos, que de otra forma se habrían volado”, agregó.egún Artana, lo que ocurrió fue la falla de uno de los tres motores del avión, un Ford Trimotor F31, y el piloto, en lugar de abortar la maniobra de despegue como estaba recomendado en los manuales del fabricante, siguió adelante e intentó sin éxito enderezar el avión. “Esta es la hipótesis que más coincide con la trayectoria de las huellas”, afirmó el investigador y docente. Otros datos que se fueron conociendo, sobre las circunstancias que rodearon el accidente, abonarían esta teoría.
El piloto, Ernesto Samper, estaba muy bien considerado y era una figura de la aristocracia colombiana. Tal vez por eso, ninguna de las hipótesis de los peritos apuntó a un error humano. Además, no había copiloto, sino un mecánico del avión que salió despedido de la nave tras el impacto, y milagrosamente salvó su vida. Por entonces, las condiciones de seguridad dejaban mucho que desear. Los pasajeros no llevaban cinturón de seguridad, y tenían que ponerse algodones en los oídos para soportar el terrible ruido.Tal vez nunca se sepa lo que realmente pasó aquel fatídico día. Pero lo cierto es que tanto la vida como la muerte de Carlos Gardel siguen dando que hablar y dan lugar tanto a la ciencia como al mito.
