En 2009, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 22 de abril para celebrar el Día Internacional de la Madre Tierra: una expresión que comparten miles de pueblos para reconocer que nuestro planeta es nuestra casa común.
Por lo tanto, es necesario generar una conciencia responsable y compartida sobre el cuidado de la Tierra, ante los graves problemas ambientales y sus consecuencias sociales alrededor del mundo.
La instauración de este día se suma a la tarea que llevan adelante movimientos ecologistas, ambientalistas y, fundamentalmente, los Pueblos Originarios. Ellos son los históricos guardianes que llevan siglos protegiendo el aire, el agua, la tierra, el territorio y los bosques, como parte de un todo milenario y cultural, combatiendo en primera línea la deforestación y la contaminación ambiental.
El respeto por la Tierra, como una forma de vida propia, se basa en la conciencia de que todo está interconectado. La Tierra no es ajena a nuestras acciones, formamos parte de ella, somos ella y habitamos en ella. Entender ese vínculo es imprescindible para reconocer que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son nuestros problemas, no son externos a nuestra existencia, sino que se vinculan y entrelazan formando una red con nuestras acciones que impactan en nuestra vida cotidiana. En este sentido, la promoción de prácticas culturales sustentables es imprescindible para comprender que la satisfacción de las necesidades económicas, sociales y ambientales de nuestro presente, no debe lesionar ni comprometer el espacio que habitarán las futuras generaciones.
Fuente. Ministerio de Cultura de la Nación.