Más de un millón de personas en la Argentina tienen discapacidad auditiva y, en un contexto de emergencia sanitaria en donde el uso de tapabocas es obligatorio en casi todo el país, gran parte de esta comunidad sufre la imposibilidad de comunicarse correctamente debido a que no tienen la posibilidad de leer los labios.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, se sumó a una campaña por los derechos de las personas sordas e hipoacúsicas que piden que cajeros de supermercados, comerciantes, fuerzas de seguridad, personal de salud, políticos y periodistas, es decir, los trabajadores de los servicios considerados esenciales, utilicen tapabocas que permitan la lectura de labios.
Diversas organizaciones habían pedido que cajeros de supermercados, comerciantes, fuerzas de seguridad, personal de salud, políticos y periodistas, entre otros, comiencen a usar estos implementos transparentes que permiten disminuir la difusión del Covid-19 y, además, dejan traslucir los labios, algo fundamental para la comunicación de las personas sordas.