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Fray Mocho: El espíritu y la pasión por la escritura y el periodismo.

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Originalmente, él se llamaba José Seferino Alvarez pero todos le decían Fray Mocho, quizá por su carácter frontal y bondadoso, además de que tenía un hombro más alto que el otro, lo que lo hacía caminar medio de costado, según las versiones que circulaban. Nacido en Gualeguaychú, Entre Ríos, en 1858, hijo de Dorina Escalada Baldez y de Desiderio Álvarez Gadea. Iba a ser uno de los periodistas más renombrados de la época.

Contemporáneo de Sarmiento y Mitre, dos grandes figuras de la historia Argentina, desarrolló sus primeros pasos en el periodismo, en Concepción del Uruguay, cuando estudiaba en el Colegio Nacional Justo José de Urquiza.

Cuando se traslada a Buenos Aires, con 21 años, logra el auge positivo que buscaba. Empezaría como un reportero, que luego destacaría como un cronista policial en “La Nación”, lo que le permitirá tener un alcance mucho mayor en sus relatos. Su labor periodística también iba a trascender en sus relatos, debido a la gran visualidad y simplicidad a la hora de relatar los hechos de la época.

Sus escritos iban a revelar la realidad que se vivía mayormente en el interior por entonces, donde no se comparaba con lo que sucedía en Buenos Aires. En sus relatos se tocaban temas como el de la pobreza, haciendo realidad una versión que, para la época, era muy novedosa que se diera a conocer. Ya que las mayores luces giraban en torno a Buenos Aires.

Caras y Caretas

Su rol periodístico lo lleva a fundar en 1897 una revista de carácter general que se iba a llamar “Caras y Caretas”, que venía con influencias de Montevideo, donde se había creado la primera versión de dicha revista en 1890. 

En las noticias, se reflejaba el humor y la picardía de un joven criollo y, a la vez, un periodismo serio que acompañó la construcción de una Argentina moderna y dió cuenta de los fenómenos políticos, sociales y culturales que atravesó el país. Otro dato curioso, es que en dicha revista iba a publicar sus primeros cuatro cuentos Horario Quiroga.

Es en esta revista donde Fray Mocho pudo demostrar su personalidad y donde se sintió más cómodo para hacer lo que le gustaba. Es por esto y por relatar cómo se vivía en la época de una manera tan detallada (como a veces también crítica) que se lo considera el primer escritor profesional de la época.

A los 45 años, Fray Mocho fallece. Se podría decir que fue un gran escritor y periodista con mucha valentía y coraje para, a la hora de escribir, poner el énfasis en Argentina con sinceridad y humildad, y no mirar hacia Europa como hicieron muchos.

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